
Intentar que una consola portátil dure 10 años en el mercado es una empresa harto difícil. Pero Sony, amante de los retos, está dispuesta a conseguirlo, aunque para ello tenga que someter a su pequeña PSP a cirugía estética cada poco tiempo. Al menor síntoma de debilidad o de vejez, aplicación de cuchillo.
Y en estas, ha llegado PSP-3000, la sucesora de PSP-2000 que a su vez ya sustituyó a PSP-1000, la original. Por supuesto que se trata de pequeños cambios, de arreglos que van corrigiendo las carencias que detecta la compañía y que intentan que la consola siga estando ahí, a la última.
De entre todos ellos, además de la inclusión de un micrófono interno, el que más llama la atención es la pantalla. Un nuevo panel LCD con mucho mejor contraste, un sistema nuevo que evitará los reflejos y nuevos colores mucho más saturados. Las primeras comparaciones entre el modelo viejo y el nuevo ya han salido ¿queréis verlas?
Empecemos con una fotografía que las compara, arriba la PSP-3000, debajo la abuelita.
Lo primero que llama la atención de esta imagen es la pantalla. La de PSP-3000 es capaz de ofrecer muchos más tonos intermedios y sobretodo mucho más contraste. Los colores se verán mejor y mucho más saturados y vivos en el nuevo sistema.
Además, según las especificaciones oficiales, la velocidad de respuesta se ha duplicado así que el efecto fantasma, el ghosting que le llaman los entendidos, ha desaparecido. Lo malo, ya que siempre existe la cara negativa, es que los que la han podido probar ya aseguran que la nueva pantalla ha reducido la vida de la batería en 20 minutos aproximadamente.
Estas son las fotografías oficiales de Sony para explicar el funcionamiento de la nueva pantalla. Lo cierto es que son una exageración, ni que las anteriores se vieran así de mal.

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